Las figuras de Marcel

Imágenes pop vertidas por la historia reciente, la idiosincracia y el imaginario cómico popular llevan a Marcel Velaochaga a jugar, como cuando niño, basado en la técnica del collage, con íconos de la peruanidad.

Machu Picchu, Mario Testino, Abimael Guzmán, la Virgen de la Candelaria o el amauta Arguedas son algunos de los personajes que pueblan el arte de Marcel, un cada vez más reconocido artista tirado a la izquierda, que al parecer no es conciente de la potencia de sus lienzos y grabados.

Las imágenes, de notable estilo pop art, golpean la sensibilidad y reactivan la sinapsis que nos hace recrudecer el pasado. Tocándonos las fibras más frágiles de los recuerdos.

En la imagen se obverva a Abimael Guzmán, uno de los personajes más temerarios del Perú del siglo XX, en otras, el repase del soldado chileno termina rematando a Cerpa Cartolini en la casa del embajador japonés. Esa es la vida collage de Velaochaga, para usted.

Hijos del arte cusqueño

Vladimiro

El hombre que convirtió al país en una gigantesca maquinaria de corrupción, sojuzgada por una burocracia de a peso, relaciones entre el estado y el narcotráfico que trastocan lo incestuoso y medios de comunicación prostituidos a los intereses del poder, se encontraba frente a mí. Sólo el vidrio del juzgado de la Base Naval nos separaba, y separaba las lecturas de reportajes periodísticos, las biografías, de la realidad.

El arequipeño, genio de la corruptela nacional, pone la piel de gallina. Su porte, rostro y mirada gélida me generó aquello que debió haber generado en sus tiempos Stalin, Mussolini, Hitler o Gobbels. Calculador al milímetro, se percibe el temple de quien es capaz de sostener sobre sus hombros todo un sistema maquiavélico de control del terrorismo por medios dudosos, asesinatos, conexiones con el narcotráfico, venta ilegal de armas, corrupción de funcionarios, etc.

Vladimiro Montesinos Torres (y sus compinches) maniataron al país durante diez años, con espíritu de genio, pero una moral podrida, de esas que ostentan los hijos de puta. Verlo en la sala de la Base Naval, fue un encuentro con la parte más oscura de nuestra historia reciente, con la verdad, con el poder, con el miedo.

Francke(ando) Essalud

El gerente general de Essalud, Pedro Francke, explicando el por qué de la elección "a dedo" de cientos de funcionarios de confianza en el sistema de salud peruano. "A los que no hicieron nada por mejorar esta situación en años, a los que la empeoraban los teníamos que sacar de inmediato, sin esperar concursos", señalando cifras ridículas, inflaciones y pérdidas de antiguas gestiones.

El tecnócrata, esa especie de ser humano con poco tino político; que cobra bien, pero trabaja mejor, fue claro al decir que los puestos designados son temporales, de transición y que los concursos se realizarán sin falta. "Cambiar para mejorar", concluyó, Pedro. A la Francke, que te escuchen.

Fonavistas

La lucha histórica, la gran causa común, la búsqueda de lo que en algún momento se quedó trunco, perdido en los remolinos de la burocracia, de la desidia y la conchudez. Los miles de fonavistas esparcidos a lo largo de todo el territorio nacional, están a punto de llegar al fin de su lucha. El retorno de los fondos que aportaron al gobierno para recibir a cambio una vivienda, y que fueron con los años prostituidos y traficados para finalmente perderse en la maroma de las jugarretas estatales, está a la luz del día, en la vereda del frente, casi casi en la palma de la mano. Aún falta cruzar el asfalto, sólo el asfalto, para lograr la victoria, el triunfo que buscan día a día con denodada perseverancia y que se ha convertido en imágenes repetidas en los medios escritos, y digo escritos, porque los televisivos ni siquiera tocan el tema.

La lucha histórica, la gran causa común está llegando a su final feliz, y no podía ser otro. Resta pelear un poco más, rebuscar los fondos, presionar a las autoridades, pero los fonavistas son viejos zorros en estos intrincados bosques. Lo lograrán, con la mirada al poniente, incólume, como la voluntad misma.

¿Qué? Quesquén

Fuegos

El Hospital Hipolito Unanue recibió a casi una docena de heridos del gran incendio acaecido el veintiocho de enero de 2012 en el centro de rehabilitación clandestino "Cristo es amor". Ante la muerte de tres de los internos, víctimas de asfixia y quemaduras de segundo y tercer grado, el director general del nosocomio, Gamero Álvarez, comunicó la tragedia y ofreció respuestas a los medios.

El gigante hospital, ubicado en el paupérrimo distrito de San Juan de Lurigancho, actuó con inobjetable eficacia ante la tragedia, poniendo el pecho, como se dice. Los días siguientes serían de velorios y altas médicas, reencuentros y pérdidas. Historias de finales distantes.